Niurka Perez // CEO aprendo y sonrío
Hace poco estuve ejerciendo mi labor docente en un colegio personalizado con muchas virtudes: buen ambiente laboral, oportunidad para aprender, horario de medio día; estuve allí 7 meses aproximadamente.
Los últimos meses me empezó a disgustar la forma de comunicar del directivo, en la mayoría de las reuniones se le exigía al personal docente abandonar su identidad para ser profe X (nombre del cole)…
“a mí no me importa quién es usted, su personalidad o lo que le guste, a mí lo que me importa es que represente mi marca, y si no le gusta puede irse”-con estas palabras-
También “no me importa prescindir de buenos profesionales, si no representa mi marca”
Escribo”marca” porque de esa forma se nos era expresado. No nos hablaban de representar el colegio o de institución educativa. Específicamente “mi marca”.
Reiteradamente frases como estas se repetían en la mayoría de las reuniones docentes, empecé a sentirme amenazada. Yo soy partidaria de la libre expresión, de ser tú mismo sobre todas las cosas. Cómo le enseñas a un niño a ser, si primero tú no sabes cómo ser o no te dejan ser… y con SER me refiero a libre, pensador, autentico, emprendedor… Cómo formas personas, ciudadanos y/o seres libre-pensantes si no te permiten expresar tu personalidad; realmente el ejemplo enseña más que mil palabras.
Finalmente se presentó una situación que me hizo tomar decisiones, una mañana en nuestra jornada habitual de clases, recibimos un llamado de dirección “los docentes tales deben presentarse en la oficina de la rectora” (nos estaban llamando por grupos de 10 – 15 docentes), nos dirigimos a la dichosa reunión, la cual inicia con las siguientes palabras de la rectora “esta reunión es en sentido unilateral, eso quiere decir que usted no puede opinar…” me sentí vulnerada como profesional, me molestó sobremanera, y ese mismo día tomé la decisión de renunciar a mi cargo (decisión que ya había venido evaluando).
Seguido a esto, docentes, coordinación… me pidieron reevaluar mi decisión “no queremos que te vayas, has sido un recurso valioso” –aprecio con mi corazón estas palabras- . Ofrecí permanecer 15 días más para hacer el empalme con la siguiente profesional, acordé con coordinación que sería así (y estaba escrito en mi carta de renuncia) pero dirección me envió un comunicado, el día siguiente debía ejecutar la renuncia, agradeció mi tiempo y dedicación en el colegio. Cuando me presento a finiquitar el día siguiente, la coordinadora no tenía ni idea de esa decisión de la rectora, pues ya habíamos acordado algo.
Yo educo porque me gusta, porque quiero, porque para mí es más que una profesión, es mi estilo de vida, una filosofía…
Nada en este mundo vale tanto como para abandonar quien soy yo, por una marca. Sé que soy una excelente profesional donde me pare, años de experiencia, formación y testimonios de padres y niños me lo confirman.
Orgullosamente he representado colegios porque sus valores son parte de los míos, porque sus directivos son líderes que acompañan y no jefes que mandan.
En fin, quería compartir este experiencia con ustedes, ¿qué opinan?…